dilluns, 16 de gener del 2012

Querida Hada Madrina,

anteayer empecé a encontrar tu regalo. Decidí encontrarlo en vez de buscarlo porque me he fijado que es lo que haces tú. Encuentras tu magia con las tijeras, el hilo, el alfiler... y la sonrisa. Supongo que, antes de aprender a usar palabras mágicas, habrá que cultivarse en realizar acciones creativas. Ahora que recuerdo, Mary Poppins también lo decía: “Tendrás que aprender a recoger la habitación muchas veces antes de que te funcione el supercalifragilisticoespialidoso con el sonido del chasquido”. Supongo que el primer paso de la magia será aprender a realizarla con las manos, verdad?!

Mirándote, porque te miro mucho, aprendo de tu ejemplo. Me he dado cuenta, por fin, que encontrar no es consecuencia de buscar. Encontrar es un acto espontaneo que sale de nosotros, de nuestra fuente creativa, de nuestra firme voluntad de hacer realidad aquello que, de buen principio, sólo pasa por nuestra mente. No busco luego encuentro. Busco, cuando estoy perdido! Encuentro, cuando sé lo que quiero alcanzar!! Así pues, veo que encontrar es responsabilizarme de crear aquello que yo deseo. Como cuando encuentro los vientos favorables cuando sé adónde voy! Por eso, ayer, compré unas tijeras, pegamento, papel y empecé a encontrar lo que será tu regalo. Tengo tantas ganas que se parezca a lo que imagino que puede ser! Pero bueno, eso dependerá de mi capacidad para encontrarlo... y de mi sonrisa... supongo, no?!

Y es que me encanta verte sonreír. A veces estás quieta, sentada en un banco, o en una silla entre bambalinas... y sonríes. No sé por qué. Pienso, ¿estará recordando algún chiste? Pero es que, incluso en ocasiones, sonríes recogiendo la ropa y ordenándola en el camerino, cosiendo a toda prisa o planchando una camisa. ¡¿Por qué?!

Y sabes? Ayer cuando llevaba unas horas trabajando en tu regalo, se me rompió. Primero me enfadé. Luego, me puse triste. Y cuando asomaba la primera lágrima... pensé: no olvides "la sonrisa". La sonrisa de Elena! ¿Para qué servirá? La apliqué sin saberlo y... Aja! Ese era el momento de usarla. Sonreí, aunque ya deslizaba el yanto en forma de agua salada. Elena, me di cuenta de que, arreglando lo que se había roto, el regalo aún quedaría mejor! Le daba un toque distinto. El regalo, ahora, ladeaba igual que el que en un principio imaginaba mi mente. ¿Tenía que romperse para avanzar? ¿Para acercarse más a lo que quiero regalarte?... O, quizá, para que yo comprendiera algo esencial: Tu sonrisa.

Sí! Tu sonrisa! Ahora veo algo más en ella. Advierto en tu sonrisa la destreza que te ayuda a concebir los errores como fuente del aprendizaje, en el camino de la creación. Es eso lo que tengo que aprender, Hada??

Perdona si te escribo cosas que ya sabes, mi Elena Madrina, pero es que las necesito compartir. Están dentro de mí y se reflejan en ti. Las veo en tu forma de ser. En tu ejemplo. Y eso me ayuda a confiar en mi forma de ver. Me ayuda a adquirir seguridad en mi forma de entender el mundo. Al fin y al cabo, me ayuda a construir mi humanidad. Así que, por favor, sigue volando Hada... yo seguiré aprendiendo, te lo juro.

Y es que, últimamente, sólo quiero retirarme a mi habitación para crear tu regalo mientras reflexiono. Voy creando con mis manos y, encontrando tu regalo, me encuentro a mi mismo. Pienso mucho. Pienso en estos días fríos de Diciembre. Diciembre. Siempre ha sido un mes duro para mí, Diciembre. Un mes “triste”. En las antiguas culturas se distinguía Diciembre como un período de renovación y re-nacimiento. Yo, siempre, siento como se mueve algo en mi interior. Quiero pensar que los aprendizajes de todo el año se colocan en su lugar... pero, a veces, duele. Supongo que, por eso, los sentimientos me van y me vienen y los pensamientos se suman al tiovivo navideño emocional. Y entonces, me pregunto: ¿Qué tengo que hacer? ¿Cómo tengo que comportarme en estos extraños momentos de Diciembre?

Hoy descubrí la solución escribiéndote. Pensé, ¿por qué escribo tantas veces Diciembre? ¿Qué esconderá Diciembre? Aja! Diciembre esconde el Sol! Entonces, la solución estaba en una palabra mágica que seguro que tu ya conoces: Solsticio. El solsticio de invierno corresponde al instante en que la posición del Sol en el cielo se encuentra a la mayor distancia angular negativa del ecuador celeste. Así pues, Diciembre esconde el Sol! ¿Por qué?

Y, como te he dicho, la respuesta estaba en el mensaje que esconden las palabras: solsticio se deriva del latín "sol" y "sístere" (‘permanecer quieto’). Permanecer quieto! Parar, sentir, respirar, escuchar aquello que recogí durante el año, sea lo que sea. Por eso Diciembre esconde el Sol, para que yo interiorice todo lo que aprendí. Voy a permanecer quieto, encontrando tu regalo, encontrándome a mí... y que pase lo que tenga que pasar.

Gracias por leerme Hada. Abrazos y Sonrisas para ti. Nos vemos donde se cruzan los caminos. Bibidi-Babidi-Bu

2 comentaris:

Sílvia ha dit...

Un somriure costa ben poc, però val molt,
qui el dóna és feliç i qui el reb l'agraeix.

Dura només un instant i el seu record,
de vegades, perdura per tota la vida.

No hi ha ningú tan ric que no el necessiti,
ni ningú tan pobre que no el pugui donar.

Produeix felicitat a la llar, prosperitat
als negocis i és contrasenya entre els amics.

No es pot comprar ni demanar en préstec,
ni prendre'l ni robar-lo, només serveix de regal.

I ningú no en necessita tant
com aquell que es va oblidar de somriure.

Somriu sempre perquè el somriure és el millor regal
que podem rebre i el millor que podem oferir.

Si amb les presses em vaig oblidar de somriure't, perdona'm.
Faràs el favor de donar-me'n un dels teus?

perquè un somriure és la millor cèdula d'identitat
per a caminar per la vida.


Així doncs, malgrat la nostàlgia que ens pot provocar el mes de desembre.... No deixem de somriure! :)))

Unknown ha dit...

Preciós.